SINOPSIS
Teresa de Lisieux recoge en esta obra sus escritos y su vida. De esta santa no puede medirse el grado de su santidad, pero puede comprobarse que se ha hecho popular y es estudiada e incluso admirada por grandes teólogos. Teresa propone una alta santidad, pues no hay «santidad grande y santidad pequeña» como se ha dicho a veces; la que se vive en la sencillez es la «que me parece la más verdadera, la más santa, la que yo deseo para mí», escribió. La autora no parte de teorías o exposiciones abstractas, sino que arranca de su propia experiencia. Los escritos principales de la santa pueden resultar de gran utilidad a muchos creyentes, a quienes buscan un Dios comprensivo con nuestra debilidad y miseria, a quienes desean una orientación para llevar en la práctica una vida de entrega generosa según las exigencias del evangelio.
OPINIÓN PERSONAL
Durante muchos años pensé que el libro sobre la vida de Santa Teresa de Lisieux sería aburrido y, sobre todo, muy ñoño. Comencé a leerlo con esta premisa: va a ser demasiado azucarado para mí. Sin embargo, la sorpresa fue máxima al comprobar que en las primeras páginas ya me tenía atrapada con su manera de escribir y de explicar las cosas más difíciles de una manera tan sencilla.
Si uno busca un libro en el que el protagonista es martirizado o vive innumerables penalidades en su vida, este no es su libro. Lo que más me gustó fue la manera sencilla en que habla sobre las cosas de Dios y como ella lo vivía en su día a día. Desde cómo desea que su madre se muera para ir al cielo siendo ella pequeña hasta lo que se despista con el ruido que hace una de las hermanas en el convento dentro de la capilla. El libro tiene momentos divertidos pero también momentos muy profundos en los que Santa Teresita abre plenamente su alma al lector. Quizás en algún momento se vaya un poco por los laureles pero se le perdona, porque cada palabra que escribe es una ventana a su alma.
Buscaba un libro que me hablara de la sencillez enla vida y que lo más importante no es ser el más grande sino el más pequeño de todos, desaparecer del mundo para ser de Dios. Santa Teresita ha conseguido esto, saber que Dios ve en lo escondido y que es en la pequeñez donde Dios me hace grande.
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