jueves, 14 de noviembre de 2019

"HABLA UN EXORCISTA" Gabriele Amorth


Título: HABLA UN EXORCISTA

Autor: GABRIELE AMORT

Editorial: PLANETA-TESTIMONIO



Sinopsis:


¿Cómo defenderse del demonio? ¿Cuáles son los signos que indican la presencia del maligno? ¿Existen los hechizos, los maleficios y el mal de ojo? ¿Cómo liberarse de ellos? Esta obra, fruto de la experiencia directa de Gabriele Amorth, el exorcista oficial de la diócesis de Roma, responde con abundantes ejemplos s estas preguntas y otras de forma clara y sugestiva. 


Opinión personal:



Que el demonio existe, es una realidad, y su finalidad es alejar al hombre de Dios.  Para ello se vale de mil artimañas, así lo describe el padre Gabriel Amorth:

"...  nos persigue, nos tienta de todas las maneras y, no contento con estar
en la raíz del mal, del pecado, del dolor y de la muerte, trata de arrastrarnos
a la condenación eterna".

No obstante, si alguien tiene dudas de su existencia, que lea algo sobre la vida de Padre Pío o Madre Esperanza que sufrían auténticas palizas. 

En el libro habla de cuál es la misión de un exorcista así de cómo quienes deben ejercer ese cometido, que serían los obispos y aquellos sacerdotes a quienes éstos les autoricen. 
Insiste en la importancia de que en todas las diócesis haya sacerdotes que se dediquen a este importante ministerio o sea el propio obispo.

Estas señales acompañarán a los que crean: en mi Nombre echarán demonios (Mc 16:17)

Así mismo nos dice qué cosas debemos y no debemos hacer:

NUNCA debemos acudir a mediums, espiritistas, brujos, magos... nada de ciencias "ocultas". Y jamás participar en grupos de espiritistas para invocar a los difuntos ya que no van a acudir los difuntos, lo hará el mismo demonio y en el peor de los casos puede terminar poseyendo a alguno de los participantes, eso es extremadamente peligroso.  A los difuntos debemos dejarlos que descansen en paz y rezar por ellos, nunca invocarlos. Advierte insistentemente de la peligrosidad de estas prácticas.

 «Porque vendrán falsos mesías y falsos
profetas, y harán grandes portentos y milagros, para engañar, a ser posible,
incluso a los que Dios mismo ha escogido» (Mt. 24, 24).  

LO QUE SÍ DEBEMOS HACER  para alejarnos del mal y evitarlo, es acudir a los sacramentos como la confesión, la eucaristía, la comunión... También es muy importante la oración, la palabra de Dios, la fuerza del nombre de Jesús, la protección de la Virgen, el rezo del Santo Rosario con devoción y la intercesión de los ángeles y los santos... también la peregrinación a Santuarios Marianos o asistir a grupos de la Renovación Carismática. En cuanto a la intercesión de los ángeles es importante hacer la oración a San Miguel Arcángel, oración que fue compuesta por el Papa León XIII  (tras una visión...) y que antes del Concilio Vaticano II se rezaba siempre después de la Santa Misa.

El padre Gabriel Amorth ejerció como exorcista en la diócesis de Roma, fue discípulo del padre Cándido Amantini a quien menciona en numerosas ocasiones y con quien colaboró estrechamente para estos fines. En este libro comparte los frutos de su experiencia para ayudar a quienes ejercen esta función dentro de la Iglesia así como numerosos testimonios reales en los que participó, algunos son estremecedores y personalmente a mí me dan mucho respeto.

También explica la diferencia entre lo que es exorcismo y oración de liberación, insistiendo en que el exorcismo solamente lo puede hacer el obispo o el sacerdote autorizado para este fin, nunca un laico.

Concluye afirmando que uno de los objetivos que se fijó con la publicación de este libro, es el de contribuir a que en la Iglesia Católica se restablezca la Pastoral Exorcística "es un mandato concreto del Señor y una laguna imperdonable que no sea observado"

Al final del libro incluye en uno de apéndices un documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, una carta fechada el 29/09/1985 destinada a los obispos diocesanos para recordar las normas vigentes respecto a los exorcismos. Dicha carta está firmada por el cardenal Ratzinguer y monseñor Bovone.

También incluye varias oraciones de liberación que copio y pego a continuación, si él las puso en el libro porque pueden ayudar a las personas que lo lean,  que también puedan ayudar a quienes puedan leer esta reseña.

PLEGARIAS DE LIBERACIÓN
Oraciones contra el maleficio
(Del ritual griego)


Kyrie eleison. Dios nuestro Señor, oh Soberano de los siglos,
omnipotente y todopoderoso, tú que lo has hecho todo y que lo transformas
todo con tu sola voluntad; tú que en Babilonia transformaste en rocío la
llama del horno siete veces más ardiente y que protegiste y salvaste a tus
tres niños santos; tú que eres doctor y médico de nuestras almas; tú que
eres la salvación de aquellos que se dirigen a ti, te pedimos y te invocamos,
haz vana, expulsa y pon en fuga toda potencia diabólica, toda presencia y
maquinación satánica, toda influencia maligna y todo maleficio o mal de
ojo de personas maléficas y malvadas realizados sobre tu siervo... haz que,
en cambio, de la envidia y el maleficio obtenga abundancia de bienes,
fuerza, éxito y caridad; tú, Señor, que amas a los hombres, extiende tus
manos poderosas y tus brazos altísimos y potentes y ven a socorrer y visita
esta imagen tuya, mandando sobre ella al ángel de la paz, fuerte y protector
del alma y el cuerpo, que mantendrá alejado y expulsará a cualquier fuerza
malvada, todo envenenamiento y hechicería de personas corruptoras y
envidiosas; de modo que debajo de ti tu suplicante protegido te cante con
gratitud: «El Señor es mi salvador y no tendré temor de lo que pueda
hacerme el hombre.
»No tendré temor del mal porque tú estás conmigo, tú eres mi Dios,
mi fuerza, mi poderoso Señor, Señor de la paz, padre de los siglos futuros.»
Sí, Señor Dios nuestro, ten compasión de tu imagen y salva a tu
siervo... de todo daño o amenaza procedente de maleficio, y protégelo
poniéndolo por encima de todo mal; por la intercesión de la más que
bendita, gloriosa Señora, la madre de Dios y siempre virgen María, de los
resplandecientes arcángeles y de todos tus santos. ¡Amén!

Alma de Cristo


Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, consuélame.
Oh buen Jesús, escúchame.
Escóndeme entre tus llagas.
No permitas que me separe de ti.
Defiéndeme del enemigo maligno.
En la hora de mi muerte, llámame.
Haz que yo venga a ti para alabarte
con todos los santos
por los siglos de los siglos.
Amén.

Oración contra todo mal
Espíritu del Señor, Espíritu de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, Virgen Inmaculada, ángeles, arcángeles y santos del
paraíso, descended sobre mí.
Fúndeme, Señor, modélame, lléname de ti, utilízame.
Expulsa de mí todas las fuerzas del mal, aniquílalas, destrúyelas,
para que yo pueda estar bien y hacer el bien.
Expulsa de mí los maleficios, las brujerías, la magia negra, las misas
negras, los hechizos, las ataduras, las maldiciones y el mal de ojo; la
infestación diabólica, la posesión diabólica y la obsesión diabólica; todo lo
que es mal, pecado, envidia, celos y perfidia; la enfermedad física,
psíquica, moral, espiritual y diabólica.
Quema todos estos males en el infierno, para que nunca más me
toquen a mí ni a ninguna otra criatura en el mundo.
Ordeno y mando con la fuerza de Dios omnipotente, en nombre de
Jesucristo Salvador, por intercesión de la Virgen Inmaculada, a todos los
espíritus inmundos, a todas las presencias que me molestan, que me
abandonen inmediatamente, que me abandonen definitivamente y que se
vayan al infierno eterno, encadenados por san Miguel arcángel, por san
Gabriel, por san Rafael, por nuestros ángeles custodios, aplastados bajo el
talón de la Virgen Santísima Inmaculada.

Oración por la curación interior

Señor Jesús, tú has venido a curar
los corazones heridos y atribulados,
te ruego que cures los traumas que provocan
turbaciones en mi corazón;
te ruego, en especial, que cures
aquellos que son causa de pecado.
Te pido que entres en mi vida,
que me cures de los traumas psíquicos
que me han afectado en tierna edad
y de aquellas heridas que me los han provocado
a lo largo de toda la vida.
Señor Jesús, tú conoces mis problemas,
los pongo todos en tu corazón de Buen Pastor.
Te ruego, en virtud de aquella gran llaga
abierta en tu corazón,
que cures las pequeñas heridas que hay en el mío.
Cura las heridas de mis recuerdos,
a fin de que nada de cuanto me ha acaecido
me haga permanecer en el dolor, en la angustia,
en la preocupación.
Cura, Señor,
todas esas heridas que, en mi vida,
han sido causa de raíces de pecado.
Quiero perdonar
a todas las personas que me han ofendido,
mira esas heridas interiores
que me hacen incapaz de perdonar.
Tú que has venido a curar los corazones afligidos,
cura mi corazón.
Cura, Señor Jesús, mis heridas íntimas
que son causa de enfermedades físicas.
Yo te ofrezco mi corazón,
acéptalo, Señor, purifícalo y dame
los sentimientos de tu Corazón divino.
Ayúdame a ser humilde y benigno.
Concédeme, Señor,
la curación del dolor que me oprime
por la muerte de las personas queridas.

-----

Haz que pueda recuperar la paz y la alegría
por la certeza de que tú eres la Resurrección y la Vida.
Hazme testigo auténtico
de tu Resurrección,
de tu victoria sobre el pecado y la muerte,
de tu presencia de Viviente entre nosotros.
Amén.

Plegaria de liberación
Oh, Señor, tú eres grande, tú eres Dios, tú eres Padre,
nosotros te rogamos, por la intercesión y con la ayuda
de los arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel,
que nuestros hermanos y hermanas
sean liberados del maligno que los ha esclavizado.
Oh, santos, venid todos en nuestra ayuda.
De la angustia, la tristeza y las obsesiones,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
Del odio, la fornicación y la envidia,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De los pensamientos de celos, de rabia y de muerte,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De todo pensamiento de suicidio y de aborto,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De toda forma de sexualidad mala,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De la división de la familia, de toda amistad mala,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De toda forma de malefìcio, de hechizo,
de brujería y de cualquier mal oculto,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
Oh, Señor, que dijiste «la paz os dejo, mi paz os doy», por la
intercesión de la Virgen María concédenos ser librados de toda maldición y
gozar siempre de tu paz. Por Cristo Nuestro Señor. Amén

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